miércoles, 15 de mayo de 2013

Entrevista con la primera “buceadora especializada en inspecciones subacuáticas clasificadas en buques” en España.




En el buceo profesional es difícil encontrar mujeres que se dediquen a esta profesión ya que es dominada casi que exclusivamente por hombres. Existen algunos ejemplos aislados en Inglaterra o Estados unidos, donde la presencia de las mujeres crece de manera tímida pero de forma constante en el mercado de trabajo.
En España es fácil encontrar mujeres que se dediquen al buceo deportivo, pero es casi imposible en el buceo profesional.

La buceadora profesional  Ana Isabel Quero Parrillas, o “Ani” para sus amigos es una de las buceadoras que se destacan no solamente por ser una mujer pero también por su profesionalidad y empeño en su trabajo. Es una de las primeras buceadoras inspectoras, especializadas en buques de España.
 
A principio, los buceadores le decían que por su aspecto frágil y delicado, no podría trabajar como buceadora, pero ha ido superando obstáculos y sorprendido a todos debido a su determinación y, como no, su inteligencia. Hoy en día trabaja en Contratas Submarinas en Barcelona y es respectada por todos sus compañeros.

Ani nos cuenta que entre que ha nacido lejos del mar, en Madrid, y que en los 90 no era muy fácil encontrar trabajo con una buena remuneración, dejó el buceo aparcado en el cajón de los sueños, junto con otros tantos.

Debido a esos giros del destino, en 2000 emigró a Irlanda y allí, en 2003, empezó a bucear con el club Irish Subaqua Club. Se enfrentó a las fuertes corrientes irlandesas y se sumergió en todos los aspectos que envuelven las operaciones de buceo.

Luego vino un primer intento frustrado de acceder al mundo del buceo profesional, al pedir informaciones a una escuela de buceo profesional en la Isla de Arousa, en Galicia. Debido a la dureza de las pruebas físicas y las pocas plazas disponibles, pensó que nunca podría competir con los hombres que se presentaban al proceso de selección.

Un nuevo cambio de rumbo le ha llevado a Asia, pero manteniendo el buceo en su vida, ahora en un centro de buceo recreativo en Tailandia. Sin embrago, la mercantilización y la política de esos centros de buceo, donde el cliente paga y va  al agua, sin importar la seguridad, tanto del turista como del medio ambiente le hizo decidirse definitivamente por el buceo profesional.

Así que, después de algunos años de búsqueda y ahorros descubrió que se podía acceder al buceo profesional a través de módulo de segundo grado, pero una vez más, el destino le jugó una mala pasada ya que debido a sus 33 años y a vivir en Irlanda (a pesar de ser Española), no era posible acceder al curso. “En España no se estudia después de una cierta edad” como nos comenta Ani.

Su determinación la llevó a una escuela privada en Barcelona, donde realizó el curso de buceador de pequeña profundidad, logrando así alcanzar el primer peldaño de su sueño: Dedicarse al buceo profesional. Una vez más tuvo que luchar con los prejuicios de ser una mujer en una “profesión para hombres”, así que compaginó la actividad de instructora de buceo deportivo y sus primeros pasos en este “mundo tan cargado de testosteronas como es el buceo profesional. Enseñó a sus alumnos, las bellezas subacuáticas desde Lanzarote, hasta Galicia, hasta que fue contratada por “Contratas Submarinas”, empresa que trabaja ya a casi dos años (y que no dispensa elogios sobre su profesionalidad). Podemos definir su determinación, espirito crítico y deseo de avanzar y perfeccionarse de acuerdo con su testimonio:
 
“Levo casi dos años trabajando para Contratas Submarinas, realizando cursos vinculados a mi carrera y me he dado cuenta de que, en este oficio se necesitan muchas horas de agua para convertirse en un buen profesional, mucho intercambio de experiencia y la adquisición de conocimientos técnicos…en suma nunca se sabe lo suficiente y que pese a todas las reacciones de desconfianza que he recibido por parte de muchos compañeros de profesión “por mi aspecto femenino”, me siento segura para decir que cada uno de nosotros tenemos unas cualidades diferentes y que debemos sacar provecho de estas calidades y que al final, para que se realice un trabajo de calidad, necesitamos la participación de todos.

Esta es una más de las lecciones que podemos encontrar en el día a día. No importa sexo, color o raza, sí la determinación y la fuerza de voluntad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario